Lemke (1978), en su obra “ Pasos hacia un currículo flexible” , define la flexibilidad como “ el conjunto de movimientos que tienden a iniciar el cambio educacional con el acto de aprendizaje” . El problema central es como se organiza el acto de aprender, desde el punto de vista de quien aprende, respondiendo a sus necesidades, intereses y problemas, basándose en criterios como integración, cooperación, participación e individualización, proponiendo como estrategia de diseño curricular las Universidades de Aprendizaje Integrado.
Magendzo (1991) en su obra “ Currículo y cultura en América Latina” , plantea la flexibilidad como la posibilidad que tiene el currículo de ser modificado y adaptado a las necesidades, realidades de las localidades y de las escuelas, para que respondan a los intereses, aspiraciones y condiciones de cada una de ellas.
Abraham Nazif (1996) en su obra “ Modernidad y currículo” , lo define como “ la posibilidad de conceptualizar y relacionarse de manera dinámica y transformada con el conocimiento, incorporando los saberes cotidianos y reconocerlos. Señala que los alumnos son personas capaces de pensar, reflexionar, interpretar, sentir y relacionarse desde sus propias experiencias y conocimientos.
Un currículo flexible es aquel que mantiene los mismos objetivos generales para todos los estudiantes, pero da diferentes oportunidades de acceder a ellos: es decir, organiza su enseñanza desde la diversidad social, cultural de estilos de aprendizaje de sus alumnos, tratando de dar a todos la oportunidad de aprender.
Se ajusta a las condiciones cambiante, incorporando modificaciones a nivel de orientaciones, contenidos, metodologías, objetivos y opciones terminales, determinando los perfiles profesionales alternos.
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